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Sus manos son sus ojos
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Sus manos son sus ojos
Anzali lagoon, Iran, January 2019
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Sus manos son sus ojos|Invidentes esculpen la obra de Rodin



Dos veces por semana, Alexandre François, escultor y guia del museo Rodin, recibe a un grupo de disminuidos visuales y de invidentes. Después de desprenderse de anillos, pulseras o de cualquier otro objeto punzante que pudiera dañar las obras, Annette, Chantal, Delphine, Bruno, Yvan y los otros, podran descubrir los más pequeños detalles de las esculturas de bronce y comentar lo que "ven" sus manos. Más tarde, con el espíritu lleno de imágenes, el grupo irá a la antigua capilla para recrear con arcilla o yeso aquello que han memorizado con la ayuda de sus dedos.

Los lunes y los miércoles de cada semana, un pequeño grupo -entre 4 y 8- de invidentes y de descapacitados visuales acuden al museo Rodin, en Paris, donde les recibirá Alexandre François, el animador encargado de las visitas táctiles. Después de realizar unos estudios sobre arte, Alexandre decide proponer al museo un ciclo de visitas para que, "a los que se les ha negado el don de la vista, no se les niegue el arte y aprendran a apreciar la belleza de las obras escultóricas".

Delphine, de rodillas, ligeramente arqueada y con los brazos y la cabeza alzados hacia el cielo, mima la obra de El niño prodigio. Cuando no entiende algo, no duda en recrear la postura del personaje para empaparse mejor de la escultura que está estudiando. Dinámica y reservada, Delphine espera con ansia las tardes en las que acude al museo aunque "al principio del ciclo no entendía nada. Hoy he aprendido a tocar, lo que me ha permitido desenvolverme mejor. Hoy positivo el echo de no ver desarrollando un sentido que los videntes nunca tendran.

Yvan, de 25 años de edad, perdió la vista mientras realizaba sus estudios en la facultad de bioquímica. Un pequeño error en la manipulación de unos componentes químicos le ocasionó el deterioro progresivo de la visión hasta su total desaparición. "He tenido que aprender a vivir de un modo muy distinto y renunciar a algunas de mis pasiones, como es el caso de la fotografía". Hoy, aunque Yvan vive a 150 kilómetros de Paris, asiste al cursillo de Alexandre para sentir nuevamente la sensación de la vista a través de sus manos.

Este grupo de disminuidos visuales e invidentes aprenderan a conocer los bustos del padre de Rodin y de Rose Beuret, la compañera sentimental del artista, a quien representa con un aire dinámico y con un rostro fino y sensual a los veinte años de edad. Más tarde, y de memoria, plasmará la imagen de Rose en la cuarentena de su vida. Sin embargo, las obras más complejas exigen un estudio paso a paso. Así, guiados una vez más por el animador del cursillo, Delphine comenzará a explorar lo alto de la escultura para conocer mejor el movimiento del torso; después, sus manos iran descendiendo a lo largo de los brazos para, a continuación, y colocando una mano sobre una de las caderas de la escultura, recorrer con la otra mano las piernas para saber la posición en la que se encuentra.

Y...de la teoria a la práctica. En la segunda sesión, los alumnos se reuniran en el taller del museo. Vestidos con batas para no ensuciarse, deberan moldear un busto con arcilla según las informaciones que adquirieron durante su visita táctil. Esta actividad les será muy útil para relacionarse entre ellos y perder el temor que les produce su handicap visual. Para Annette, el compañerismo es fundamental, por ello comenta "Me es imprescindible una buena armonia entre mis compañeros para trabajar en buenas condiciones y tanto Alexandre como el grupo me aportan todo lo que necesito".

Chantal amasa la arcilla, mojándola de vez en cuando para poderla trabajar mejor. "Hoy será un hombre sentado", comenta confiada. Rápidamente la silueta toma forma y las proporciones y los volúmenes agradan a Alexandre. "Hace tres años que participo regularmente en estos cursillos, por mi sed de conocimiento sobre Rodin y porque el echo de crear algo me hace sentir autónoma".

Los bustos de Delphine, Yvan y Bruno estan también muy avanzados, por lo que el animador invita a sus alumnos a comentar sus bien distintas creaciones. Annette no está convencida de lo que lo que ha conseguido: "una boca demasiado ancha, una nariz delgada y puntiaguda, unas orejas demasiado grandes y un cráneo abombado". Delphine se sorprende por el aspecto tortuoso y desproporcionado de su pequeña creación, a pesar de haberse aplicado en el trabajo. Alexandre la anima diciéndole que es su primera sesión en el taller, por lo que deberá ser más paciente antes de obtener unos buenos resultados. Asimismo, Yvan ha realizado un busto con la cabeza completamente lisa y casi sin relieves, donde los rasgos de la nariz, de los ojos y de las orejas son finos y apenas salientes.

En la tercera sesión, los participantes tendran por tema La huella. "Para estudiar la morfologia del busto y del cuerpo sin miedo a perderse -comenta Alexandre- hay que servirse de las dos manos. Mientras una de ellas queda inmóvil sobre el cráneo, la otra recorrerá el busto para hacerse una idea del volumen global. Para el cuerpo, pondremos una mano sobre un hombro, y con la otra descubriremos la obra y su posición".

Corinne, la asistente de Alexandre, guiará a Annette hasta el busto de Balzac. A través de sus manos, aprecia la dureza de la expresión del busto y comenta, "me parece que está muy furioso; tiene una nariz bastante grande; e, indudablemente, representa un hombre de edad avanzada". Annette tiene una degeneración de la retina y no ve a más de diez centímetros de distancia; sin embargo sigue sirviéndose de sus ojos, por lo que Alexandre -con mucha sensibilidad- la reprende por no sacar el suficiente provecho de sus manos.

Una retinitis pigmentaria dejó totalmente ciega a Elisabeth. Junto con Louis, invidente desde hace más de 20 años, ha elegido para su estudio la obra de Eve. Alexandre les invita a servirse de las manos como si de una unidad de medida se tratase: "trasladad las dimensiones de la mano a lo largo de todo el cuerpo de la escultura, así -cuando realizeis vuestras obras en el taller- conocereis las proporciones a seguir". Las manos de Elisabeth son pequeñas, por lo que le costará recorrer todo el cuerpo de Eve. Sin embargo, Louis disfruta descubriendo formas y volúmenes: los senos, las caderas y el vientre ligeramente abombado. Por otro lado, Yvan estudia el busto del padre de Rodin. Sin dejar aparecer ninguna emoción en su rostro, Yvan interioriza aquello que tocan sus dedos, mientras Alexandre le sugiere que se tome su tiempo para conocer bien la foma, los contornos y las proporciones de la nariz, elemento esencial para la apreciación del rostro.

Elisabeth, Yvan, Corinne y los demás se encuentran ahora ante La edad madura, un grupo de Camille Claudel. Alexandre subraya los vínculos de parentesco entre Rodin y Camille antes de anunciar el programa. " Primeramente debereis conocer a los personajes: Camille -la jover mujer suplicante-, Rodin -en el centro- y su compañera Rose -arrastrándolo-. En segundo lugar, debereis fijaros en un personaje o en un detalle que os guste y sobre el cual tendreis que trabajar", comenta el animador.

"Tomaremos los mismos puntos de referencia que para la realización de los bustos y definiremos el modelo en voz alta", comenta Corinne, la ayudante de Alexandre, que -asimismo- se presta al juego. La etapa siguiente consistirá en realizar un modelaje con pequeñas vendas de yeso. Elisabeth elige su boca como parte anatómica de su cara, mientras que Bruno se apunta para la construcción de una máscara. Embadurnados con crema hidratante para evitar la tirantez de la piel, descubren las sensaciones físicas al contacto con el yeso: para Elisabeth, es frio e incómodo; para Bruno, relajante. Comenta, "Cuando Alexandre y Corinne me aplicaron las vendas de yeso sobre el rostro, tuve la impresión de estar en un balneario, una verdadera delícia". Al terminar el ciclo, los participantes bautizaran con orgullo sus creaciones antes de meterlas en cajas de zapatos para transportarlas facilmente a casa.

En españa, son cada vez más los museos que abren sus puertas a estas personas a través de visitas táctiles que incluyen diversos servicios adaptados a cada necesidad. Hoy es ya posible que un invidente salga de su soledad y tenga acceso al arte; sin embargo, las demandas son todavía muy escasas.

Texto: Eva Rubio

Fotografía: Michel Martinez B.